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Los Suárez Pulido y el alma de las frutas

Dieciocho sabores hacen parte de este negocio familiar que quiere llevar productos frescos, sin químicos ni colorantes a la mesa de muchos santandereanos.

 

En la plaza de mercado de Real de Minas hay más de 600 asociados, los cuales han trabajado desde sus propias fincas para traer a la ciudad productos de alta calidad, sin químicos y a precios asequibles. Todos los fines de semana, campesinos provenientes de los municipios de Piedecuesta, San Gil, Lebrija y del barrio de Los Colorados, llegan a la ciudad para comercializar las frutas y verduras, las mismas que han cultivado en sus parcelas.

“Traemos desde la vereda Cristales, en Piedecuesta, la trucha deshuesada, la mora, y las pulpas a precios económicos. El filete es a 6 mil pesos la libra; la mora a mil 500 la libra, aunque ésta varía según la demanda de la cosecha, y cada pulpa a mil 500. Todos nuestros productos son naturales, traídos de la granja a la mesa”, dijo Alirio Suárez, un hombre de cincuenta y un años de edad, quien administra el negocio de Pulpas La Campesina.

Suárez, junto a su esposa María Claudia Pulido y su hijo Gerson Camilo Suárez, llevan 20 años con el cultivo de mora y 16 años vendiéndola y trabajando con pulpas de frutas congeladas 100 por ciento naturales de uva, lulo, piña, mora, fresa. También de limón, mango, feijoa, curuba, tropical; naranja, durazno, guayaba, maracuyá, mandarina, así como de frutos rojos, guanábana y tomate de árbol. Su trabajo se ha especializado además en la producción  y climatización de mora y venta de trucha. (Lea la crónica: un día en el mágico mundo del sabor).

En la plaza del mercado campesino de Real de Minas los campesinos venden todo tipo de frutas. Como estas brillantes moras que son exhibidas en el puesto de Alirio Suárez, quien cada fin de semana comercializa lo que cultiva en su finca.

En la plaza del mercado campesino de Real de Minas los campesinos venden todo tipo de frutas. Como estas brillantes moras que son exhibidas en el puesto de Alirio Suárez, quien cada fin de semana comercializa lo que cultiva en su finca. (Foto: María Paz Atuesta) 

“Iniciamos este negocio porque cuando los mercados eran malos por los festivos y cuando los estudiantes salían a vacaciones nos quedaba mucha fruta, y nos tocaba llevarla a los restaurantes y dejar que la compraran al precio que quisieran. Entonces empezamos hacer las pulpas con la fruta que nos sobraba en el puesto, pero solo de tomate de árbol y guayaba, a la gente le empezó a gustar y pidieron que les hiciéramos de más sabores, y así fue”, comenta María Claudia Pulido, mientras empaca la producción de mora.

El Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) y la Fundación de Bancolombia les ofrece acompañamiento y capacitación para el manejo de la industria de Pulpas La Campesina. Ha sido con esta orientación que la familia Suárez Pulido ha logrado impulsar productos en óptimas condiciones, pero también de uso práctico. Quienes compran las pulpas solo requieren ponerlas en la licuadora.

Gerson Camilo Suárez, un joven de diecisiete años, explicó que la microempresa tiene como base la tierra y que sus padres se esforzaron por prepararla. “Lo primero que debe hacerse para el cultivo de la mora es arar el terreno en el que se sembrará, además se le realizó un estudio de suelos a la propiedad para verificar su viabilidad para el cultivo, se le sembró papa para que la tierra soltara y para que coja minerales”, comentó.

En la actualidad esta familia  tiene dos locales propios donde funciona su fábrica con todas las normas sanitarias y un contrato con el laboratorio que toma las muestras de la pulpa y del agua todos los meses. Los Suárez Pulido contaron con emoción que están tramitando un proyecto ante la Financiera de Desarrollo Territorial (Findeter) para construir un centro de acopio en su finca. Esto porque requieren mantener los cultivos de mora en invernadero, pues empezaron a abrir mercado en la región Caribe de esta fruta así como de pulpas, fresas y agrás empacados al vacío.

El esfuerzo de esta familia y de muchas en Santander ha permitido promover cultivos orgánicos, en los que se produzcan alimentos saludables y natuales como:  cereleales, frutas, verduras y tubérculos que son llevados a la mesa de muchos santandereanos. Es gracias a esta labor que los Suárez Pulido se sostiene económicamente, otorgándole un legado a su hijo.

© 2017 por María Paz Atuesta, Melba Marín y Marwin Tavera

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